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Maravillas, paradas míticas y marcianadas de la Ruta 66

La Ruta 66 es una de esas travesías icónicas que todo motorista sueña con hacer alguna vez en su vida. Es raro el año en que no sale reflejada en los primeros puestos de cualquier ranking de viajes favoritos.

Aunque en Estados Unidos dejó de ser una carretera oficial a mediados de la década de los 80, lo cierto es que su leyenda no ha dejado de crecer entre viajeros. Hay quien cree que recorrer la ruta 66 supone una inmersión total en la esencia y cultura norteamericana, todo un canto a la aventura, la libertad, y quien, al contrario, considera que más bien es un largo paseo con grandes dosis de abandono, cierta decadencia y donde lo kitsch es la tendencia top

Sea por una cosa u otra, lo cierto es que la Ruta 66 engancha (y mucho) precisamente por esa mezcla de historia, búsqueda del sueño americano, grandiosidad y pequeñas horteradas que parecen detenidas en el tiempo para disfrute de turistas y nostálgicos.

El inhóspito desierto de Mojave, el rojizo e impresionante Grand Canyon, viejos cafés al estilo de los 50 en mitad de la nada, moteles de carretera, gasolineras olvidadas, restaurantes con neones vintage, la soleada Santa Mónica… La Ruta 66 es todo eso y mucho más ya que cruza todo el país de este a oeste.

Sobra decir que no hay una sola manera de hacer la Ruta 66. Cada motero partirá con un itinerario y, seguramente, con unos paisajes en su cabeza. Quizás la única recomendación es reservar 15 días para disfrutar ‘The Mother Road’ como se merece.

Si ya estás planeando este viaje, nosotros sólo queremos que vayas abriendo boca con algunas de las maravillas, paradas casi obligadas y, por qué no decirlo, las marcianadas que podrás encontrar a lo largo de la ya mítica Ruta 66.

Recorrido y datos básicos de la Ruta 66

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Illinois

Chicago
Springfield

Missouri

St Louis

Kansas

Riverton
Galena

Oklahoma

Tulsa
Oklahoma City

Texas

Amarillo

New Mexico

Santa Fé
Albuquerque

Arizona

Flagstaff
Williams

California

Las Vegas
Santa Mónica

La ruta 66 se inauguró en 1926 y tiene 4.000 kilómetros entre Chicago y Santa Mónica.

No es posible recorrerla de manera ininterrumpida, sino más o menos en un 80% de su trazado.

No forma parte de la red oficial de carreteras de Estados Unidos desde 1985.

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Bares, restaurantes y cafeterías con historia

No sabemos si tu presupuesto te dará para comer fuera la mayor parte del tiempo, pero no podrás pasar de largo todo el tiempo. La tentación de entrar en algún café congelado en los 50 o algún restaurante de carretera para zamparte una hamburguesa te va a poder.

Aquí van algunas sugerencias:

Lou Mitchell’s Restaurant (Chicago). Clásico entre los clásicos. Lo verás en casi todas las guías y artículos sobre la Ruta 66. Es casi una tradición comenzar la Ruta 66 desayunando aquí.
Clanton’s Cafe (Oklahoma). Famoso por su delicioso pollo frito.
Big Texan Steak Ranch (Texas). Archiconocido por regalar un bistec de más de 2 kilos con su guarnición si el cliente se lo come en menos de una hora. Suerte si lo intentas.
66 Diner (New Mexico). Su fuerte son los desayunos. Si ves fotos te darás cuenta de que habrás comido para todo el día, aunque el atracón de calorías también será considerable. Además, conserva la estética de cafetería de la década de los 50.
Bagdad Café (Desierto de Mojave, California). Es casi parada obligada. Debe su fama al rodaje de la película alemana del mismo nombre en 1987. La verdad es que parece un antro de carretera perdido en mitad de la nada, aunque curiosamente su especialidad son los batidos.
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Hoteles donde dormir... o no

Lo primero no tengas miedo a quedarte colgado sin sitio donde dormir porque la oferta hotelera en la Ruta 66 es amplia y más o menos para todos los bolsillos.

No podemos decirte que vayas a pernoctar por cuatro perras, pero tampoco te va a salir mucho más caro que un hotel en España. Si quieres ir sobre seguro y controlar al máximo tu presupuesto, infórmate y reserva.

Una cosa es que la Ruta 66 sea histórica y otra muy diferente que los hoteles que la jalonan no se hayan adaptado al siglo XXI. En la mayor parte de ellos, no te será nada complicado reservar online.

No obstante, si quieres tu puntito de aventura, déjate llevar por los neones que verás en la carretera. Anuncian hoteles y moteles con más o menos glamour, pero hay algunos realmente maravillosos.

Blue Swallow Motel (New Mexico). Pequeño y coqueto motel de carretera para saltar en el tiempo hasta los años 40. Swallow en español significa golondrina. Los dueños del hotel le pusieron este nombre porque se dice que antiguamente cuando los navegantes veían una golondrina intuían que la tierra y su hogar estaban cerca.
Wigwam Motel (Arizona). Por fuera tienda india (de hormigón, todo hay que decirlo) y por dentro una habitación con todas las comodidades de un hotel. Sitio pintoresco y sobre el que hemos tenido dudas en colocar en el apartado de hoteles o en el de marcianadas.
Route 66 Hotel (Illinois). Para los amantes de las motos y, sobre todo, los coches. Puedes pasarte la noche mirando su exposición de coches de todo tipo y olvidarte de dormir.
Munger Moss Motel (Missouri). Tiene otro de esos neones con lo que es imposible no parar si lo ves de noche. Además, muchas de sus habitaciones son verdaderos museos de la Ruta 66. De sus paredes cuelgan fotos de caminos, personas y lugares que ha ido reuniendo la dueña del hotel, Ramona, a lo largo de los años.
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Maravillas para recordar toda la vida

Es prácticamente imposible resumir en unas pocas líneas los contrastes que vas a a vivir a lo largo de los 8 estados que recorre la Ruta 66. Naturaleza en estado puro a tu paso por Grand Canyon o el desierto de Mojave, la vida sencilla de pequeñas ciudades en Missouri o Kansas, el bullicio de Los Ángeles, los rascacielos de Chicago o la locura absoluta (un poco marciana again) de Las Vegas.

Capítulo aparte merecen el absoluto silencio de poblados abandonados como Odell y Mt. Olive en Illinois, Seligman, Two Guns y Chloride en Arizona o Shamrock en Texas.

No olvides tu cámara o smartphone porque la Ruta 66 es de principio a fin muy fotogénica.

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Las gasolineras, reinas de la Ruta 66

Si hay unas reinas en la Ruta 66 esas son las gasolineras. Las hay lógicamente por todo el camino y merece la pena parar aunque ni siquiera necesites repostar solo para comprobar si son como las de las pelis. Te podemos asegurar que no hay dos iguales y que suelen estar regentadas por personas de lo más peculiar.

Entre las más renombradas están Hackberry General Store (Arizona), Lucille´s Service Station (Oklahoma), Tower Conoco Station (Texas), Gasolinera Gay Parita (Missouri), Cars on the Route (Kansas) o Ambler-Becker Texaco Gas Station (Illinois). 

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Capítulo final: marcianadas

Marcianadas son esas cosas con las que no sabrás si reír o llorar, con las que te preguntarás a quién se le ocurrió la genial idea y a las que no podrás resistirte a fotografiar, a pesar del rechazo.

Sí, sí, muy excesivo y muy hortera, pero reconoce que te has quedado picueto y que será lo primero que enseñes a tus amigos cuando vuelvas.

Las marcianadas que a nosotros nos han dejado ojopláticos y nos han hecho frotarnos los ojos están (aceptamos que nos cuentes otras):

Los gigantes Gemini y Hot Dog (Illinois). Gemini Giant y Hot Dog Giant, ambos en el estado de Illinois. Lo cierto es que no son los únicos Muffler Men que hay en Estados Unidos. Estos hombres anuncio de 6 metros de altura se crearon en la década de los 60 para promocionar negocios.

Cadillac Ranch en Amarillo (Texas). Ubicado en a las afueras de la localidad texana de Amarillo, esta escultura, performance o instalación artística fue creada en 1974 por el grupo de arquitectos de vanguardia Ant Farm. Desde el inicio, se animó a los visitantes a dejar su huella en la obra en forma de pintada, rayón o rotura de cristales. Y así hasta el día de hoy en el que los 10 cadillac se parecen más bien poco a lo que fueron. ¿Arte o chatarra? Tú decides.

Blue Whale (Oklahoma). Esta ballena gigante era el reclamo de un antiguo parque de atracciones acuáticas. Hoy en día se sigue conservando sobre todo para familias que hacen la ruta.

Ed Galloway´s Totem Pole Park (Oklahoma). Presume de tener el tótem más grande del mundo con 27 metros de altura. Está construido por Ed Galloway, un jubilado, ya fallecido, que usó 6 toneladas de acero , 28 de cemento y 100 toneladas de arena y roca. Ahí es nada.

Libros sobre la Ruta 66 para entrar en ambiente

‘Ruta 66. Coches, moteles y canciones de película’. María Adell y Pau Llavador (2015). Editorial Lunwerg. Un viaje que tiene como eje la Ruta 66, lugar mítico, y que enlaza con otros enclaves de tantas películas y canciones de la cultura americana. Dividido en 6 capítulos, nos hará recordar momentos increíbles del Gran Cañón a Monument Valley, de los pueblos fantasmas a la generación Beat, y de moteles de dudosa calidad al Valle de la Muerte (atravesando Los Ángeles, Texas o San Francisco).

‘Bienvenidos a la Ruta 66: un viaje inolvidable por la ruta más legendaria de Estados Unidos’ (2015) Editorial Grijalbo. Ilustrada con una gran recopilación de fotos antiguas, postales, recuerdos de viaje y otros objetos de interés nunca antes vistos, esta guía no solo nos acerca la gastronomía y la cultura popular de la Ruta 66, sino que nos embarca en un viaje trepidante a otra época y a lo largo de sus casi 4.000 km de recorrido, sin movernos del sillón.

‘Las uvas de la ira’. John Steinbeck (1939) Tusquets Editores. Forzados por la sequía y el acoso de los bancos, los Joad, una familia de granjeros de la Oklahoma rural y empobrecida de los años 30, emprenden un atribulado éxodo a lo largo de la Ruta 66 con la intención de buscar trabajo y una vida digna en California. Pero solo encuentran más pobreza.

‘En el camino’. Jack Kerouac (2006) Editorial Anagrama. Narración de los viajes enloquecidos, a bordo de Cadillacs prestados y Dodges desvencijados, de Dean Moriarty el mítico hipster, el héroe de todos los beatniks, «un demente, un ángel, un pordiosero» y el narrador Sal Paradise, recorriendo el continente, de Nueva York a Nueva Orleans, Ciudad de México, San Francisco, Chicago y regreso a Nueva York.

‘Ruta 66’. Dorothy Garlock (2009). Editorial Horizonte. Durante los años de la Gran Depresión, miles de americanos se ven obligados a abandonar sus tierras malogradas y a unirse a la diáspora de granjeros que emigraron en busca del sueño dorado de la gran California. En su camino, muchos de ellos pasan por la gasolinera de la Ruta 66, donde vive Leona con su cuñado y sus sobrinas.

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