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Pastillas de freno: cuándo cambiarlas y cómo elegir las más adecuadas

Quizás ni tú mismo te habías dado cuenta, pero has ido al taller porque notabas un ruido molesto al frenar y te han comentado que tienes que cambiar las pastillas de freno porque estás a un tris de cargarte los discos. A todos nos ha pasado alguna vez, sobre todo con la primera moto. La inexperiencia y la falta de conocimientos mecánicos se pagan en algunas ocasiones. ¿Por qué se desgastan?, ¿cómo saber qué pastillas de freno son las más adecuadas para tu estilo de conducción?, y sobre todo, ¿cómo hacer para que no te vuelva a pasar? son preguntas frecuentes. Seguro que en tu taller de confianza te van a dar un buen asesoramiento, pero no está de más que controles un poco de mecánica básica para saber qué es lo que más os conviene a ti y a tu moto o, si eres manitas, ocuparte tú mismo de la sustitución.

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¿Por qué se desgastan las pastillas de freno?

Bueno, parece una pregunta algo tonta, pero no será la primera vez que alguien piensa que duran siempre. Las pastillas están compuestas de diversos materiales como fibras (amianto, aramida o vidrio), minerales y componentes metálicos como cobre o bronce en diferentes proporciones. Seguramente hayas oído hablar de ferodos que es otra manera de denominar a esa amalgama cuya única función es, una vez colocada, hacer presión en el disco para que, a su vez, la rueda deje de rodar y podamos reducir la velocidad o detener la moto cuando lo necesitemos. Por tanto, con cada frenada, esos materiales se van desgastando poco a poco. Además de frenar, las pastillas protegen el disco. Unas pastillas degradadas no sólo ponen en riesgo nuestra seguridad, sino la vida de nuestra moto.

¿Cuándo cambiar las pastillas de freno?

Se puede hablar en kilómetros, aunque nosotros preferimos hablar de grosor. ¿Por qué? La duración de las pastillas no sólo depende del número de kilómetros que hagas con ellas, sino de por dónde circulas y cómo las usas, es decir, de tu estilo de pilotaje. La mayoría de los profesionales hablan de que es necesario cambiar las pastillas cuando éstas tienen un grosor inferior a 2 milímetros. Una buena pista es que observes la superficie de contacto que tiene la pastilla con el disco. Cuanto menor sea, más gastada estará y, por tanto, menos frenarás.

¿Qué señales conviene tener en cuenta?

La más típica es escuchar ese chirrido metálico tan molesto al frenar, señal inequívoca de que el disco y la pastilla ya no se tocan. Vamos, que donde debería haber pastilla hay metal. Con respecto a esto, conviene que sepas que unas pastillas de baja calidad se desgastarán antes y te harán exclamar aquello de «¡pero si hace nada que he cambiado las pastillas y ya están chillando!».

También ten en cuenta que unas nuevas pastillas de calidad necesitarán un periodo de rodaje para funcionar de manera óptima y adaptarse correctamente al disco. Los profesionales estiman que hay que pilotar unos 300 kilómetros para que funcionen a la perfección, sobre todo las sinterizadas.

La segunda señal importante es que cada vez tienes que pulsar más fuerte la maneta del freno para conseguir parar la moto. No olvides que, en este punto, estás poniendo en juego tu vida porque, aunque tu capacidad de reacción se mantenga intacta, la moto no te va a responder. Con unas pastillas desgastadas, es muy complicado saber si vas a frenar a tiempo.

¿ORGÁNICA, SEMIMETÁLICA O SINTERIZADA?

Orgánicas: Menos durabilidad y peor rendimiento en altas temperaturas. En contraposición, hacen menos ruido porque tienen menos componentes metálicos. No indicadas para usos extremos ni para competición.

Semimetálicas: Mayor durabilidad y mejor rendimiento en altas temperaturas. Adecuadas para un uso intenso porque tienen un porcentaje más alto de componentes metálicos. También son bastante silenciosas.

Sinterizadas: Son las más resistentes del mercado, aunque su uso no está indicado para todas las circunstancias, sino más bien para motos deportivas y de competición. Su alta proporción de componentes metálicos hacen que desgaste el disco con mayor rapidez y que la mordida inicial sea menos perfecta.

¿Cómo sé cuál es la pastilla de freno más adecuada?

Como te decíamos más arriba, la durabilidad de unas pastillas de freno depende en gran medida del tipo de vía por la que circules y de la manera que tengas tú de pilotar. Como normas generales, si te mueves a diario con tu moto por ciudad echarás más mano del freno ya que hay más tráfico, abundante señalización vertical y horizontal y compartimos la calzada con coches, bicis y peatones.

Si eres de los que reserva la moto para salir el fin de semana solo o en grupo y te gusta hacer unos kilómetros con tranquilidad en vías poco transitadas y complejas, es previsible que utilices menos el freno. Por último, los pilotos que practican conducción deportiva (travesías con muchas curvas o en circuito) o incluso de competición (en deportes como enduro o trail) hacen también un uso bastante intensivo de los frenos.

Por otra parte, hay personas que tienen un estilo de pilotaje más sosegado y otras más agresivo. Mantener una velocidad más o menos constante ayuda a alargar la vida de las pastillas de freno. Algunas costumbres que pueden desgastar prematuramente las pastillas son acelerar y frenar de forma brusca por el simple hecho de ‘probar’ la moto o pilotar con inseguridad y frenar continuamente. Estarás produciendo en las pastillas el efecto fade que consiste en frenar repetidamente –por ejemplo, en bajadas pronunciadas- por lo que las pastillas se recalientan y acaban perdiendo efectividad.

Como punto de partida, las pastillas de freno deben tener unas características mínimas para que puedas pilotar con seguridad y todo el sistema de frenado cumpla a la perfección con su objetivo. Entre ellas, las más importantes es que te proporcionen una frenada potente pero modulable, se comporten bien tanto en seco como en mojado, protejan el disco y no lo ensucien, hagan el mínimo ruido en circunstancias normales y tengan una alta resistencia al efecto fade.

A partir de ahí, tendrás que escoger entre unas pastillas orgánicas, semimetálicas o sinterizadas. A grandes rasgos, te hemos explicado las diferencias en un cuadro explicativo un poco más arriba, pero como te habrás dado cuenta, el uso que le des a tu moto es clave para elegir uno de los tres tipos.

En cualquier caso, ten en cuenta que las sinterizadas son las más caras aunque su rendimiento es mejor en términos de potencia de frenado.  Con una menor presión ejercen una retención de la frenada mayor. Te aconsejamos este tipo de pastillas de freno si tienes una moto de carretera de gran cilindrada, motos de campo y maxi scooters. Por otra parte, te sugerimos que si tienes un ciclomotor, motocicleta o scooters de baja cilindrada, te decantes por las pastillas de freno semimetálicas u orgánicas.

En Tienda Moto trabajamos con la marca Galfer que tiene un surtido muy amplio en pastillas metálicas (sinterizadas) y semimetálicas tanto para ruedas delanteras como traseras. Te dejamos unos cuadros explicativos muy prácticos que ellos mismos han creado para que puedas localizar de un vistazo las que mejor se adaptan a tu moto. Si, además, quieres conocer exactamente qué referencia corresponde a su moto, puedes consultar este catálogo online.

TIPOS DE PASTILLAS GALFER

¿Cómo sustituyo las pastillas de freno?

Bien porque quieras ahorrarte el dinero del taller o porque seas de los que te gusta hacer tú mismo estas revisiones en tu moto, te dejamos las instrucciones paso a paso proporcionadas por Galfer para poder cambiar las pastillas de freno.

  1. Afloja o quita los clips de los pasadores de las pastillas de freno.
  2. Saca los tornillos de la pinza de freno.
  3. Retira los pasadores y las pastillas usadas.
  4. Verifica que las pastillas nuevas se correspondan al modelo adecuado.
  5. Comprueba que no haya humedad en los bombines de la pinza, si la hubiese, deben cambiarse los aros tóricos de los bombines.
  6. Limpia los bombines y el interior de la pinza.
  7. Empuja los bombines de la pinza hasta su posición original.
  8. Comprueba el estado del disco, ver el espesor mínimo (TH min.) y, si es necesario, cambia el disco de freno.
  9. Limpia con una lija la superficie de los discos de freno para eliminar impurezas de otras pastillas.
  10. Coloca las pastillas en su alojamiento de forma correcta y comprobando que el material de fricción contacte con la superficie del disco. Asegúrate de que las superficies de roce no se ensucien con grasa, en este caso habrá que eliminar todo rastro con papel de lija.
  11. Monta los pasadores de las pastillas retirados anteriormente.
  12. Finalmente, monta la pinza y aprieta los tornillos al par de apriete recomendado por el fabricante. Un par incorrecto puede provocar una avería en el sistema de frenos.
  13. Aprieta o coloca los clips de los pasadores de las pastillas de freno.
  14. Aprieta suavemente la maneta de freno hasta conseguir el tacto adecuado.
  15. Efectúa el correcto rodaje a las pastillas realizando frenadas cortas y suaves, dejando refrigerar el sistema de freno, durante los primeros 300 kilómetros aproximadamente hasta que toda la superficie de fricción quede bien marcada sobre el disco.

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