Protégete los pies cuando viajes en moto

En anteriores entradas hemos hecho hincapié en dos conceptos que deben ir estrechamente ligados a las prendas que elegimos para montar en nuestra moto: seguridad y protección. En el presente artículo nos centraremos en la elección del calzado más adecuado para circular en moto y vamos a insistir en la seguridad y en la protección, puesto que los pies y los tobillos son partes de nuestro cuerpo muy proclives a lastimarse en cualquier incidente que podamos sufrir tanto en carretera como en ciudad.

Se me ponen los pelos de punta cuando en verano veo centenares de personas viajar en sus motos usando sólo unas sandalias, o unas chanclas. Ir en moto está fuertemente asociado a la idea de libertad y diversión, pero debemos ser muy conscientes que conducir un vehículo de dos ruedas implica tener que adoptar unas ciertas normas de autoprotección básicas, aunque la seguridad no nos impedirá divertirnos, estar cómodos o desplazarnos fluidamente entre el tráfico.

Especialmente los moteros urbanos o los que salen poco a la carretera se escaquean de comprarse calzado adecuado para ir en moto con argumentos tan tramposos como “utilizo poco la moto” o “para ir hasta aquí al lado” o “si mi moto no es de competición” o “si sólo la uso para ir al trabajo”. El suelo estará igual de duro para los que vayan bien equipados como para los que no; con la diferencia que los primeros pueden salir mejor parados de una caída que los segundos.  Y viajar a baja velocidad no exime de sufrir lesiones graves.

Los datos -puedes verlo en la imagen que tienes justo debajo- que facilita la Asociación Nacional de Empresas del Sector de las Dos Ruedas, Anesdor, son concluyentes respecto al nivel de protección que aportan a nuestros pies unas botas de motorista o un calzado usual de calle.

Estadística calzado motorista.

¿Cómo deben ser las botos de motorista para proteger los pies?

Básicamente al ir en moto deben protegernos los pies, los dedos de los pies, las espinillas y los tobillos de los posibles golpes, abrasiones y cortes, sin dificultarnos la conducción del vehículo y el caminar con ellas puestas. También deben aislar el pie de las inclemencias del tiempo. Además, tienen que protegernos de otros riesgos como las posibles quemaduras del tubo de escape o impactos procedentes de restos de asfalto, piedras, etc.

El calzado de calle o las zapatillas deportivas son más fáciles de poner y más cómodas pero en caso de la más mínima caída, no nos ayudaran en nada. Muchas veces porqué las perderemos por el efecto látigo. Además, los cordones entrañan cierto riesgo de engancharse en las palancas de cambio o freno y pueden darnos un disgusto.

Hay una norma europea, la UNE-EN 13634, que establece los requisitos que debe cumplir el calzado de protección para motoristas.  Reconocerás las botas que la cumplen porqué llevan una etiqueta cosida en un su interior parecida a esta.

El distintivo CE indica que el calzado cumple con las especificaciones de la Directiva Europea de equipos de protección individual 89/686/EEC. El pictograma del libro, que se proporcionará un manual de uso del producto tal como los especifica la Directiva. Además debe especificar que nivel de protección alcanza.

  • El nivel o LEVEL 1 es el mínimo requerido, y especifica el grosor mínimo del material con el que están fabricadas -2,5 mm-, la altura de la caña -160 mm desde la parte posterior interna hasta la el borde superior-, las características de la suela –antideslizante y fuerte para evitar el plegado en caso de accidente-.
  • El nivel 2, es para las botas pensadas para conductores con mayor riesgo de accidentes.

La mayoría de las botas de motorista están fabricadas en cuero, pero  la aparición de materiales modernos, ligeros y maleables pero mucho más resistentes, como la cordura, el kevlar, el carbono o el titanio  han hecho evolucionar cualitativamente este producto en los últimos años, al mismo ritmo que el resto de las protecciones para piloto. Pero ha sido la especialización de las modalidades de moto la que ha motivado los cambios más sustanciales.

Una bota para cada modalidad

Las exigencias de cada modalidad de moto han generado diferentes tipos de bota, aunque en lo más básico, sean todas iguales.

Botas deportivas

Están pensadas para dar la máxima protección posible en conducción deportiva y están fabricadas con los materiales más técnicos e incorporan contrafuertes o refuerzos para proteger especialmente los tobillos y los pies. Las de más alta gama llevan un botín interior de neopreno para evitar que el pie se mueva en su interior. Las botas deportivas son de caña media, ligeras y cómodas para pilotar, pero no para andar con ellas. Si vais a hacer tandas a algún circuito o competís, os exigirán que las uséis.

Botas de turismo

Están diseñadas para ofrecer una buena protección pero sobretodo el máximo confort porque van ser usadas muy a menudo, bien sea durante viajes largos bien en trayectos cotidianos. Incorporan materiales de alta resistencia y, en muchos casos, membranas aislantes del frío y de la humedad. Son de caña media,  suelen incorporar refuerzos en los tobillos y son muy cómodas tanto para montar en moto como para caminar.

Botas custom

Es el tipo más clásico. Suelen ser de piel, de caña alta y con pocos refuerzos, protecciones específicas o detalles técnicos.

Botas de montaña

Están desarrolladas para ser usadas en conducción fuera de carretera por lo que son muy altas, rígidas, pesadas y  fabricadas en piel combinada con materiales de alta resistencia.  Suelen ser muy seguras, porqué – como comentamos en la entrada sobre protecciones para motociclismo de fuera de carretera – tienen que proteger el pie y la pierna de los posibles impactos de piedras, ramas y el propio suelo.

Además, como la suela es completamente rígida para soportar muchas horas de pie sobre las estriberas, es muy engorroso moverse con ellas una vez nos bajamos de la moto. Dentro de esta modalidad las botas de montaña presentan pequeñas variaciones si están pensadas para practicar enduro, motocross, supermotard, trial o trail. Los tres primeros tipos son botas más rígidas y sólo varia el tipo de suela; mientras que los otros dos son más algo flexibles,  especialmente las últimas.

Botas urbanas

Son de reciente aparición puesto que van estrechamente ligadas a la aparición de los maxiscooter.  Presentan características muy similares a las botas de turismo, pero son de caña baja, como unos botines. A nivel de diseño tienden a ser discretas y elegantes y  parecerse al cazado usual de diario para que se puedan vestir sin llamar excesivamente la atención. Algunas marcas como TCX presentan modelos sin caña, como los zapatos comunes, pero hechos con material técnico.

¿Qué debo tener en cuenta a la hora de comprar unas botas de motorista?

La primero que tenemos que averiguar es que talla de botas para moto necesitamos. En general, la medida de la bota acostumbra a ser una talla más que la de nuestro calzado habitual de calle. Si tenéis dudas, colocad vuestro pie con el calcetín que vayáis a usar sobre una hoja de papel y dibujad el contorno. Luego medid la longitud y comparadla con esta tabla.

España.

34

35

36

37

38

39

40

41

42

43

44

45

46

cms.

21,1

22

23

23,5

24

24,5

25

26

26,5

27,7

28

29

30

Las botas de motorista suelen tener una horma ajustada para asegurar el tacto con el pedal del freno; pero muchas marcas pecan de hacerla algo estrecha, especialmente las deportivas. Por este motivo es imprescindible probárselas bien. Si os aprietan, aparte de ser muy molesto, vuestros pies tendrán tendencia a enfriarse porque no evacuarán el sudor correctamente. Y hay pocas cosas más desagradables que conducir con los pies fríos. En este caso, que no os importe subir una talla más de botas. Al no tener que andar mucho con ellas, no resultaran incómodas en exceso. En todo caso, poneros calcetines más gruesos, o doble calcetín, o una plantilla de zapatería sobre la que ya viene en la bota. Recordad que si llevamos la bota bien ajustada frenaremos bien.

Es muy recomendable que las botas incorporen elementos reflectantes porque nos harán más visibles en la carretera. Y si os compráis unas botas de cuero, aseguraos de que no destiñan.

El mantenimiento de unas botas es bastante parecido al de unos zapatos comunes. Usa un trapo húmedo – no mojado – para limpiarlas. Evita en la medida de lo posible los productos químicos que pueden dañar la piel o las membranas técnicas. Si tienes que limpiar a fondo, usa un poquito de jabón neutro. No las seques acercándolas a las fuentes directas de calor, porqué puedes o bien deformar las protecciones o alterar las propiedades de las membranas interiores. Y si usas botas de piel, cuando estén limpias y secas, pásales un poco de cera líquida o betún, pero transparente.

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Puede consultar la información básica de protección de datos aquí