Viajes moteros en pareja. Descubriendo los faros más bonitos de España [Segunda parte]

Inaugurado en 1864, el faro de Roses está en la Punta de la Poncella, justo debajo del Castillo de la Trinidad. Forma parte de la red de faros de la Costa Brava junto a los de San Sebastián (Palafrugell), Tossa de Mar, Cap de Creus, Islas Medes, Cadaqués, Port de la Selva y Palamós.

Una buena experiencia para desconectar de todo y conectar entre vosotros puede ser aparcar la moto y hacer una ruta a pie entre la playa de l´Almadrava y el faro de Roses. Son 3 kilómetros sin dificultades que siguen la costa y atraviesan varias playas y calas hasta llegar a la torre donde podéis quedaros a ver atardecer.

Hecho para cubrir una zona de oscuridad para el tráfico marítimo entre los faros de Salou y Vilanova i la Geltrú, la torre de Torredembarra nació con la misión de ser también un atractivo turístico dentro de la localidad. Una de sus particularidades es que es el último faro construido y estrenado en el siglo XX. En concreto, se puso en funcionamiento en el año 2000.

Se encuentra ubicado en la parte más sobresaliente del acantilado de Torredembarra, conocida como la punta de la Galera. Su torre es la más alta de todos los faros de Cataluña y una de las más llamativas por su especial diseño.

El faro es visitable por dentro, previo pago de 3 euros, y, a parte de las visas, lo más destacable es su escalera de caracol con 217 escalones que está salpicada en ritmo ascendente por 48 ventanas. Os permitirán tener una perspectiva gradual del entorno que rodea al faro a medida que subís.

Damos fe de que tanto las vistas como las puestas de sol desde el faro de Trafalgar son impresionantes, pero también es cierto que a mucha gente se le ocurre la misma idea, así que el momento con tu pareja puede ser romántico, pero seguramente nada solitario, al menos en verano.

Aun así, conviene no perderse el ritual, disfrutar de la emocionante panorámica e incluso terminar escuchando música en directo en el bar Ohana situado a pie de playa y al inicio del paseo que lleva al faro.

De un faro archiconocido, el de Trafalgar en la gaditana Barbate, a otro que no lo es menos: el faro del Cabo de Gata en Almería. Construido para avisar a los marineros de que andan cerca de la peligrosa Laja del Cabo -un arrecife situado frente al faro y causante de numerosos naufragios- se dice que en la antigüedad había tantas focas monje en la zona que los navegantes confundían sus chillidos con cantos de sirenas.

De ahí que tanto el arrecife sobre el que descansa el faro como el mirador que hay muy cerca tengan el sobrenombre de Las Sirenas.

Más allá del faro, todo el entorno del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar es una auténtica maravilla natural que no debéis perderos.

Chiquitito pero matón, el faro de Cabo Tiñoso solo tiene 10 metros de altura, pero está situado a 136 metros del mar. Esto le otorga unas espectaculares vistas sobre las bahías de Cartagena, Mazarrón y la Azohía y la abrupta y escarpada sierra de la Muela con sus vírgenes y poco accesibles calas.

La carretera que llega al faro tiene unos 8 kilómetros, es estrecha y suele estar transitada por coches y bicicletas por lo que pilotad con precaución.

Una vez visto el faro, podéis animaros a hacer la pequeña ruta de los Castillitos, una serie de baterías militares de costa construidas a principios del siglo XX.

El Faro de Portmán está localizado junto a los restos de una antigua batería militar de costa de principios del siglo XX, denominada La Chapa. Del original de 1865 solo queda la torre. El resto fue demolido en los años 70 ya que presentaba un estado ruinoso.

Como puedes ver en las imágenes, las vistas son bastante espectaculares, aunque os sugerimos que ampliéis vuestros horizontes y recorráis toda la zona de La Unión para descubrir un pasado remoto de minas de plata y plomo que ha dejado, además de edificios mineros, su impronta en una tierra llena de matices rojos, ocres y marrones.

Puede parecer mentira, pero si sumamos todos los faros de las Islas Baleares el número llega hasta los 38. Entre ellos está el faro de Tramuntana, situado en el extremo norte del pequeño islote de Dragonera a tan solo 700 metros de su vecina Mallorca.

Alberga en su interior un museo que narra la historia del y los fareros que vivieron allí hasta 1975, año en el que fue automatizado.

Por supuesto, no podréis acceder a la isla Dragonera en moto, sino que tendréis que coger ‘La Margarita’, una embarcación de madera que sale de Sant Elm. Tarda tan solo 20 minutos en llegar. Una vez allí es obligatorio pasar por el centro de recepción Es Lledó para obtener el permiso para realizar rutas por Sa Dragonera.

Además del faro de Tramuntana, podéis llegar a otros dos: Na Popis en desuso y Llebeig. Por si no ha quedado claro, las rutas son a pie.

Para compensar las pateadas en Dragonera, cerramos nuestra guía de faros con el de Cavalleria en Menorca. Ubicado en el punto más septentrional de la isla, se puede llegar en moto a través de una carretera estrecha y aparcar a unos pocos metros.

Os aconsejamos dar una vuelta para admirar los acantilados de 40 metros de altura. Sin emocionaros demasiado y asomarse más de la cuenta, eso sí.